Lo tenía
preparado. Al acabar mi reunión volví corriendo a casa. De mis corsets de
cuero, me enfundé el que aún no ha visto nadie y que reservaba para esta
ocasión. Cerrado en tanga por abajo, con tirantes hebillados sobre los hombros.
Las copas cosidas en múltiples líneas horizontales. Figura genial y look de
amazona.
Colgué
de él las ligas hacia las medias negras, me enfundé las botas burdeos con
solapa en la rodilla y decoración de tiras cruzadas; la falda gris (aunque
podía también haber elegido una igual en negro) larga con vuelo y rematada en
picos....
Tendría
que llevar gabardina debido al tiempo inestable, pero cuando me la quitase en
la fiesta en mis brazos desnudos (el corset de tirantes iba a ser mi único
top... o no ;-) ), sobre todo en el izquierdo, mostraría mis cicatrices más
recientes, fruto de mis escarceos con mis congéneres felinos de menor tamaño
pero que a pesar de eso no me muestran mucho respeto, haciéndome sentir
orgullosa de ellos.
Un
aspecto insinuantemente fiero, el que me permite con diversión que nadie
adivine mi naturaleza hasta que yo elija mostrarla con mi mirada. Sólo me
quedaba el maquillaje: tierras y blanco. Y un toque de negro, en el hocico y
rasgando los ojos. Esta noche puma iba a salir.
¿Qué
creía que hacía? No habría posibilidad de comunicar, de obtener guía para mis
acciones. Y últimamente he estado muy desorientada.
Eché
las manos atrás, y deshice los nudos del corset.
Relato participante en la Primera Sesión
Fotografía: Ellen von Unwerth
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