TARDES EN TORNO AL RELATO ERÓTICO


Espacio de encuentro de escritores, lectores, fotógrafos, cocineros, limpiabotas, diseñadores, gafapastas, basureros, periodistas, golfos y amantes de la literatura erótica.

Nos encontramos un domingo al mes para leer y compartir relatos eróticos. ¿Te apuntas?

lunes, 26 de marzo de 2012

LA FIESTA






Lo tenía preparado. Al acabar mi reunión volví corriendo a casa. De mis corsets de cuero, me enfundé el que aún no ha visto nadie y que reservaba para esta ocasión. Cerrado en tanga por abajo, con tirantes hebillados sobre los hombros. Las copas cosidas en múltiples líneas horizontales. Figura genial y look de amazona.
Colgué de él las ligas hacia las medias negras, me enfundé las botas burdeos con solapa en la rodilla y decoración de tiras cruzadas; la falda gris (aunque podía también haber elegido una igual en negro) larga con vuelo y rematada en picos....
Tendría que llevar gabardina debido al tiempo inestable, pero cuando me la quitase en la fiesta en mis brazos desnudos (el corset de tirantes iba a ser mi único top... o no ;-) ), sobre todo en el izquierdo, mostraría mis cicatrices más recientes, fruto de mis escarceos con mis congéneres felinos de menor tamaño pero que a pesar de eso no me muestran mucho respeto, haciéndome sentir orgullosa de ellos.
Un aspecto insinuantemente fiero, el que me permite con diversión que nadie adivine mi naturaleza hasta que yo elija mostrarla con mi mirada. Sólo me quedaba el maquillaje: tierras y blanco. Y un toque de negro, en el hocico y rasgando los ojos. Esta noche puma iba a salir.

¿Qué creía que hacía? No habría posibilidad de comunicar, de obtener guía para mis acciones. Y últimamente he estado muy desorientada.
Eché las manos atrás, y deshice los nudos del corset.

ABRIL CELESTE
Relato participante en la Primera Sesión


Fotografía: Ellen von Unwerth

lunes, 19 de marzo de 2012

EL MIRADOR

Relato con las palabras de la Primera Sesión: Buhardilla, Mantilla, Anilla, Corazón, Insinuar, Caos, Azul, Calor 



Desde los grandes cristales de su buhardilla, Manuel veía pasar cada mañana a las ocho menos diez una mujer esbelta que, abrazada a una carpeta, caminaba con paso ligero desde la parada del autobús hasta un portal dos calles más abajo. Esa era la hora del café con madalenas para Manuel. Después volvía con sus pinceles y sus óleos para plasmar en lienzos un caos de sensaciones a través de infinitas tonalidades de colores que mezclaba diluyéndolos en un aceite de linaza que impregnaba con su olor toda la buhardilla y lo que en ella se encontraba.
Al atardecer, terminaba su jornada con un largo paseo por el barrio. Era entonces cuando se cruzaba con la mujer de las ocho menos diez. Tantos días, semanas y meses con el mismo ritual. El cruce de dos personas sin intercambiar miradas, sin ni siquiera insinuar que percibían su presencia. Y, sin embargo, ella reconocía bien aquel olor característico a aceite de pintor.
Aquella tarde la mujer cambió su rutina y fue paseando hacia un parque desde cuyo mirador se divisaba toda la ciudad. El espectáculo era aún más hermoso con la puesta de sol, en la que el naranja fuerte de los últimos rayos tintaba el cielo con grandes trazos violáceos y anaranjados.
Apoyada sobre la barandilla del mirador, envuelta en una mantilla azul, empezó a notar la primera brisa de la noche, mezclada con un olor familiar a aceite. Sintió el calor de un cuerpo detrás de ella. Hubo presión de pecho contra su espalda, de muslos contra sus piernas, y de sexo contra sus nalgas. Su corazón empezó a bombear con fuerza. Una mano llegó hasta su sexo provocando una sinfonía de dedos y convulsiones. Chorros de orgasmo mojaron la mano y sus muslos.
Después, un gran silencio. Y de nuevo la brisa y frío en la espalda.
Una anilla rota en el suelo regalaba papeles de la carpeta al viento.

Luisa Morales

martes, 13 de marzo de 2012

LA ENFERMERA REINCIDENTE


Relato con las palabras de la Primera Sesión: Buhardilla, Mantilla, Anilla, Corazón, Insinuar, Caos, Azul, Calor



No lo puedo evitar: soy una hija de puta. Me encanta volver locos a los pacientes masculinos. Con los que disfruto especialmente son con los recién operados de fimosis. Basta con dejarme un botón abierto de más e insinuar entrepierna, para que les entre un calor terrible y teman por sufrir un ataque al corazón. Cualquier cosa antes de que les salten los puntos de su pollita descapuchada.
Hace dos días estuve cerca de provocar el caos en Urgencias. Un monosabio de la plaza de Las Ventas se encontraba en uno de los cubículos esperando a ser atendido. Resulta que el quinto de los toros de la corrida se decidió que fuese devuelto al corral por manso y él fue de los encargados de acompañar a los cabestros para retirarlo. Tuvo la mala fortuna de ser pisoteado por uno de ellos al fijarse en una tailandesa con mantilla que se había levantado para ver mejor la maniobra de retirada, mostrando, debido a la diferencia de altura entre el tendido y la arena, una braga azul cielo que atrapó su atención. Cuando sus compañeros le retiraban, le preguntaron por qué se había descuidado y él solo se atrevió a decir: Por el calor.
Ingresado por un supuesto golpe de calor, consecuencia de los ahorros en personal en Sanidad que obligan a los bedeles a escribir las historias clínicas, le habían tumbado sobre una cama de hielo y el pobre monosabio estaba comenzando a delirar pidiendo que le enterrasen en una buhardilla, lo más cerca posible del sol.
Yo pasaba por allí, y, al escuchar sus lamentos, decidí echar un vistazo. Al descorrer la cortina me encontré al mono tiritando como un flan de gelatina. Lo primero que se me ocurrió fue darle calor, para lo cual, le saqué la polla, estaba hecha un alfeñique, y se la froté contra la anilla que tengo en el clítoris, previo desplazamiento de la braga hacia una de mis ingles.
El hombre empezó a dar alaridos. Asustada, me retiré de él. Al mirarle a la cara con detenimiento para tratar de entender reacción tan desproporcionada, le reconocí: Se trataba de un paciente al que habían operado de fimosis hacía dos días y que yo me ocupé de hacerle las primeras curas portándome un poquito mal, como acostumbro de vez en cuando.
Aquél infeliz, todavía gritaba más fuerte, supongo que porque también me había reconocido. Decidí darme la vuelta y alejarme de allí. Sin embargo, el tío se levantó de un salto a grito pelado y me perseguía a la pata coja. Me estaba buscando la ruina. Tenía que encararme con él. Así lo hice. Le amenacé con denunciarle por acoso, y, sin esperar respuesta, intenté alejarme de él. Pero nada, el cabronazo continuaba persiguiéndome a voz en grito.
A todo esto, no podía moverme con facilidad. Sentía fuertes molestias en mis partes. Eran como una especie de tirones, especialmente dolorosos cuando conseguía alejarme un poco de él. Apreté el paso, pero el desgraciado también lo hizo, y eso que seguía a la pata coja. La escena era ridícula. Yo caminando deprisa con un tipo a mi lado, a la pata coja, dando gritos, y hasta me pareció que llorando. Y encima, los putos dolores vaginales que parecían las contracciones de un parto. Aquello no podía continuar. Me frené de golpe. A él le pilló de sorpresa y salió disparado hacia adelante. Yo sentí un dolor espantoso abajo y, de pronto, me vi por los aires, yendo a caer sobre él. El golpe fue inmenso. Quedamos los dos tirados en el suelo, goteando sangre por nuestras partes nobles: aquéllas que se habían matrimoniado gracias a que mi anilla clitoriana se había enganchado a la punta de su polla durante los jueguecillos inocentes que practiqué con él para hacerle entrar en calor.
Desde aquel desgraciado incidente trabajo de monasabia. Me echaron del hospital por exceso de celo. Menos mal que sabía que había quedado esta vacante debido a que la persona que desempeñaba las funciones estaría de baja por un largo periodo de tiempo. Por lo menos, aquel hombre podría presumir de poseer una polla de 120 cm. Otra cosa sería cómo la iba a rellenar.

Madrid, 6 de Marzo de 2012

LUIS RICARDO SUAREZ

NOTA: De las 8 palabras propuestas para incluir en este relato, Luis las ha incorporado TODAS; TODAS, TODAS... 

lunes, 5 de marzo de 2012

CRÓNICA DE LA PRIMERA SESIÓN


¡Ay, Floralba! Soñé que te ... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Y dije: "Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto
y que si duermo, que jamás despierte"

Fragmento de La Floralba, de Quevedo

Inicio de sesión



Así comenzó la primera sesión de PALABRAS DESNUDAS, Tardes en torno al relato erótico. Luego nuestro autor invitado, Luis Ricardo Suárez conocido también como “el poeta pijo” nos hizo reír, pensar y humedecernos con algunos de sus relatos eróticos. Aplausos, risas y más aplausos. Hasta que las palabras escritas en minúsculos trozos de papel por los asistentes, fueron despojando a nuestros dos durmientes que  esperaban a ser despertados, quietos, inmóviles bajo el estrado y tras los barrotes, de sus prendas. Despertando, despertando… Todos fuimos testigos del rubor de alguien al retirar una sábana, un pantalón de pijama, las tiras de un camisón que cayó a los pies de ella, provocando un aplauso que conmovió hasta los cimientos.

                                                     El Poeta Pijo en acción

Luego, por orden de llegada, nuestros escritores fueron leyendo sus relatos. Cuatro. Como las cuatro esquinitas de nuestro improvisado escenario. Cuatro a cual más sugerente, tórrido, inesperado, apasionado y arrebatador. Cuatro relatos que fueron valorados por los asistentes, no mediante aplausos, ni manos alzadas, ni paneles luminosos, ni ninguno de los métodos al uso. Fueron valorados mediante gemidos. El “gemidómetro”, sabiamente manejado por nuestro autor invitado, nos dejó un ganador. María Luisa y su relato: “Sandía”. ¡Enhorabuena Luisa! Y mil gracias y ánimos al resto de los participantes: Luisa, Antonio y Abril.

                                Ganadora de la noche: María Luisa y su "Sandía"

Las palabras que desnudaron son: buhardilla, mantilla, anilla, corazón, insinuar, caos, azul y calor.  

Con ellas, al menos cuatro de ellas, os proponemos que escribáis un relato erótico y lo vayais colgando como comentario a este blog. El mejor relato será valorado y premiado en la próxima sesión.

                                                  Todos los participantes


Las fotos, magníficas todas, son de Toni Chapton

En los próximos días iremos publicando los relatos leídos durante esta primera sesión.
¡Estad atentos!