TARDES EN TORNO AL RELATO ERÓTICO


Espacio de encuentro de escritores, lectores, fotógrafos, cocineros, limpiabotas, diseñadores, gafapastas, basureros, periodistas, golfos y amantes de la literatura erótica.

Nos encontramos un domingo al mes para leer y compartir relatos eróticos. ¿Te apuntas?

lunes, 28 de mayo de 2012

PALABRAS DESNUDAS III ... con BLUTTIE KAT


Tardes en torno al relato erótico 

Domingo, 10 de Junio de 19:00 a 22:00 
Fetterati y Amanda Manara, en colaboración con nuestra Invitada especial, BLUTTIE KAT,  presentan Tus Palabras Desnudas III, tardes en torno al relato erótico. 

El erotismo es un fenómeno eminentemente humano, como la escritura. 

A lo largo de la historia, se han dado tantas definiciones de erotismo como definidores, tantas interpretaciones como intérpretes. A nosotros nos gusta una sabia mezcla, en cóctel "mezclado, no agitado", como el Vodka Martini de Bond, algo así como esa pulsión humana más abrasiva que el amor y más romántica que el sexo. 

¿Cual es la que te gusta a ti? 

Te proponemos una tarde inolvidable entorno al relato erótico. Ven y diviértete. 

Invitado Especial:  
Fetterati tiene el gran honor de contar con la presencia de una autora de relato erótico, Bluttie Kat, que acaba de publicar en PervertiDos, y nos leerá alguno de sus textos para ir calentando motores. 
  
  
Lectura de tu relato: 

Los asistentes que lo deseen podrán leer sus propios relatos eróticos. Todos los asistentes votarán el mejor relato de la Tarde y el ganador se llevará un premio de alto voltaje erótico. 

Información General: 

Para participar en el evento hay que realizar una aportación de €15 que incluye dos copas y un pequeño refrigerio. En cualquier caso, al tratarte de un evento privado y con aforo limitado, es necesario confirmar tu honorable presencia.. Sólo se permitirá la entrada hasta 20 minutos después de las 19:00 para no interrumpir con el transcurso del evento. 

sábado, 7 de abril de 2012

BAJO LA MANTILLA

DesdeKinky business


Bajo la mantilla, Irene se sentía desfallecer, pero había llegado hasta allí y tendría que continuar. No iba a dejarse amilanar ahora; si había que hacerlo se hacía y punto. Lo llevaba planeando mucho tiempo como para dejarlo ahora, solo por el calor. Sentía que las paredes de aquella buhardilla tan moderna, tan cool, iban a derrumbarse sobre ella de un momento a otro si seguía allí sentada, pero aún no había llegado el momento, había que esperar un poco más, faltaban piezas para completar la bomba y hacerla estallar. Colocada de forma que pudiese ver quien salía a la terraza de la azotea, sentada en uno de los taburetes de la sala con un gin tonic en la mano y fumando un cigarrillo, soportaba la cháchara de un tipo que se creía especial. Uno de esos tipos con el pelo meticulosamente desordenado, camisa de moda, gafas de pasta de diseño, pantalones pitillo y zapatillas de tela de color azul cielo. No sabía de qué disfrazarme y vengo de una inauguración, dijo cuando los ojos de Irene le escrutaban. El chico estaba jodidamente bueno, pero no había ido hasta allí a follar.  

Dos copas después y tras unas cuantas miradas a su escote desbocado, el modernito se lanzó a sus labios. Irene respondió a su boca, inclinando ligeramente la cabeza, se dejó lamer, ayudó a esas manos ávidas a llegar hasta el interior de sus piernas. Los ojos del tipo, cuando separó el tanga y encontró una piel rasurada, parpadearon. El tipo siguió explorando, mientras respiraba con dificultad y pegaba su cuerpo al de ella. Irene podía sentir la excitación del hombre, mientras se dejaba hacer, pendiente de la puerta. Cuando los vio llegar, esperó a que saliesen a la terraza y expulsó esa mano de su cuerpo. El chico se la quedó mirando, al borde del insulto, pero ella se adelantó a por una copa y él no volvió a buscarla. Cuando, copa en mano, se disponía a salir a la terraza, un chico disfrazado de Groucho se cruzó en su camino. Salieron juntos, entre risas, mientras Irene buscaba con la vista a Juan. Allí estaban, en el extremo más oscuro de la terraza. Juan vestía de emperador romano y su acompañante de Mesalina.

Dio un beso largo y cargado de promesas a Groucho, y agitando sus caderas de diosa se lo llevó bailando exactamente hasta el centro de la enorme azotea. La mantilla negra se agitaba sobre su espalda desnuda con la ligera brisa de la noche. Su falda, casi transparente, mostraba esas piernas que hacían volver la mirada a ellos y a ellas.
Comenzó a bailar al son de la música, coqueteando con un Groucho que se derretía, se les unió una mujer, ésta de princesa Leia, un tipo vestido de Drácula que le lanzaba besos a distancia y enseñaba sus dientes. Siguieron bailando, besándose y acariciándose.  Pronto se les unió una pareja recién salida de la familia Monster, que se unieron a la improvisada orgía. Todos los ojos estaban puestos en ellos. Cuando se aseguró de que Juan también la miraba, quizá tratando de ubicarla, supo que era el momento que había estado esperando.

Las antorchas, estratégicamente situadas por toda la terraza, iluminaban la escena. Se desprendió de las manos de Groucho, colocó su tacón de aguja sobre la rodilla de Drácula y le invitó a alejarse un poco. De inmediato, todos retrocedieron, sabiendo que algo iba a ocurrir. Irene comenzó a bailar la danza del vientre, de frente al cielo oscuro, de espaldas a los invitados, sus movimientos eran tan sensuales que se fue improvisando un círculo entorno a ella. Agitó sus caderas aún con más gracia, se dobló por la cintura, acariciando el suelo con la blonda negra de la mantilla; todas las miradas estaban clavadas en su pecho que ahora casi al descubierto, se ofrecía a los ojos que esperaban. Su corazón latía con fuerza. Había llegado el momento. Soltó la anilla que sujetaba su vestido y sus pechos quedaron libres, enhiestos y arrogantes. Siguió bailando, en un círculo perfecto, rodeada por todos los invitados. Un ligero tirón y la falda cayó al suelo, suave como una pluma, dejando a la vista sus caderas de portada cruzadas por un brevísimo liguero negro con incrustaciones de cristales que brillaban a la luz de las antorchas. Se colocó directamente de espaldas a Juan, que seguía mirándola con aquellos ojos de ¿de qué conozco a esta tía? y comenzó a deslizar la mantilla hacia arriba, mientras bailaba, dejando a la vista unas nalgas de vértigo.

Entonces comenzaron a aparecer las letras. Letras negras sobre esa piel de nácar.  Irene siguió bailando y levantando la blonda, dejando más y más a la vista el mensaje que llevaba escrito en la espalda. La música siguió sonando a través de los carísimos altavoces, pero el rumor que se fue desatando según se descubría el mensaje, conseguía taparla. Cuando se retiró la mantilla, dejando al descubierto, sobre su cuello, el nombre de Juan, escuchó una carcajada. Totalmente desnuda, siguió balanceándose al ritmo de esa música que nadie más escuchaba, hasta que los brazos de su Groucho la tomaron por la cintura, mientras no paraba de reír. Eres adorable, le escuchó decir. En medio del caos que se desató después, ellos desaparecieron.

Al día siguiente los inversores le retiraron la confianza y sus fondos, la prensa del corazón  despellejó a Juan y su madre casi sufre una apoplejía cuando vio su mantilla en las fotos de las revistas.


lunes, 2 de abril de 2012

TUS PALABRAS DESNUDAS II



TUS PALABRAS DESNUDAS II

Tardes en torno al relato erótico 

Domingo, 22 de Abril de 19:00 a 22:00 
Fetterati y Amanda Manara, en colaboración con nuestra Invitada especial, PALOMA DEL PALACIO, presentan Tus Palabras Desnudas, tardes en torno al relato erótico. 

El erotismo es un fenómeno eminentemente humano, como la escritura. 

A lo largo de la historia, se han dado tantas definiciones de erotismo como definidores, tantas interpretaciones como intérpretes. A nosotros nos gusta una sabia mezcla, en cóctel "mezclado, no agitado", como el Vodka Martini de Bond, algo así como esa pulsión humana más abrasiva que el amor y más romántica que el sexo. 

¿Cual es la que te gusta a ti? 

Te proponemos una tarde inolvidable entorno al relato erótico. Ven y diviértete. 

Invitado Especial: 

Fetterati tiene el gran honor de contar con la presencia de una autora de novela erótica, Paloma del Palacio, autora de “QUIERO QUE ME QUIERAS”, quien nos leerá alguno de sus textos para ir calentando motores. 


Lectura de tu relato: 

Los asistentes que lo deseen podrán leer sus propios relatos eróticos. Todos los asistentes votarán el mejor relato de la Tarde y el ganador se llevará un premio de alto voltaje erótico. 

Información General: 

Para participar en el evento hay que realizar una aportación de €15 que incluye dos copas y un pequeño refrigerio. En cualquier caso, al tratarte de un evento privado y con aforo limitado, es necesario confirmar tu honorable presencia a través de cualquiera de los dos teléfonos. Sólo se permitirá la entrada hasta 20 minutos después de las 19:00 para no interrumpir con el transcurso del evento. 

Amanda Manara 609 102 523 o Fetterati 673 742 365  

lunes, 26 de marzo de 2012

LA FIESTA






Lo tenía preparado. Al acabar mi reunión volví corriendo a casa. De mis corsets de cuero, me enfundé el que aún no ha visto nadie y que reservaba para esta ocasión. Cerrado en tanga por abajo, con tirantes hebillados sobre los hombros. Las copas cosidas en múltiples líneas horizontales. Figura genial y look de amazona.
Colgué de él las ligas hacia las medias negras, me enfundé las botas burdeos con solapa en la rodilla y decoración de tiras cruzadas; la falda gris (aunque podía también haber elegido una igual en negro) larga con vuelo y rematada en picos....
Tendría que llevar gabardina debido al tiempo inestable, pero cuando me la quitase en la fiesta en mis brazos desnudos (el corset de tirantes iba a ser mi único top... o no ;-) ), sobre todo en el izquierdo, mostraría mis cicatrices más recientes, fruto de mis escarceos con mis congéneres felinos de menor tamaño pero que a pesar de eso no me muestran mucho respeto, haciéndome sentir orgullosa de ellos.
Un aspecto insinuantemente fiero, el que me permite con diversión que nadie adivine mi naturaleza hasta que yo elija mostrarla con mi mirada. Sólo me quedaba el maquillaje: tierras y blanco. Y un toque de negro, en el hocico y rasgando los ojos. Esta noche puma iba a salir.

¿Qué creía que hacía? No habría posibilidad de comunicar, de obtener guía para mis acciones. Y últimamente he estado muy desorientada.
Eché las manos atrás, y deshice los nudos del corset.

ABRIL CELESTE
Relato participante en la Primera Sesión


Fotografía: Ellen von Unwerth

lunes, 19 de marzo de 2012

EL MIRADOR

Relato con las palabras de la Primera Sesión: Buhardilla, Mantilla, Anilla, Corazón, Insinuar, Caos, Azul, Calor 



Desde los grandes cristales de su buhardilla, Manuel veía pasar cada mañana a las ocho menos diez una mujer esbelta que, abrazada a una carpeta, caminaba con paso ligero desde la parada del autobús hasta un portal dos calles más abajo. Esa era la hora del café con madalenas para Manuel. Después volvía con sus pinceles y sus óleos para plasmar en lienzos un caos de sensaciones a través de infinitas tonalidades de colores que mezclaba diluyéndolos en un aceite de linaza que impregnaba con su olor toda la buhardilla y lo que en ella se encontraba.
Al atardecer, terminaba su jornada con un largo paseo por el barrio. Era entonces cuando se cruzaba con la mujer de las ocho menos diez. Tantos días, semanas y meses con el mismo ritual. El cruce de dos personas sin intercambiar miradas, sin ni siquiera insinuar que percibían su presencia. Y, sin embargo, ella reconocía bien aquel olor característico a aceite de pintor.
Aquella tarde la mujer cambió su rutina y fue paseando hacia un parque desde cuyo mirador se divisaba toda la ciudad. El espectáculo era aún más hermoso con la puesta de sol, en la que el naranja fuerte de los últimos rayos tintaba el cielo con grandes trazos violáceos y anaranjados.
Apoyada sobre la barandilla del mirador, envuelta en una mantilla azul, empezó a notar la primera brisa de la noche, mezclada con un olor familiar a aceite. Sintió el calor de un cuerpo detrás de ella. Hubo presión de pecho contra su espalda, de muslos contra sus piernas, y de sexo contra sus nalgas. Su corazón empezó a bombear con fuerza. Una mano llegó hasta su sexo provocando una sinfonía de dedos y convulsiones. Chorros de orgasmo mojaron la mano y sus muslos.
Después, un gran silencio. Y de nuevo la brisa y frío en la espalda.
Una anilla rota en el suelo regalaba papeles de la carpeta al viento.

Luisa Morales

martes, 13 de marzo de 2012

LA ENFERMERA REINCIDENTE


Relato con las palabras de la Primera Sesión: Buhardilla, Mantilla, Anilla, Corazón, Insinuar, Caos, Azul, Calor



No lo puedo evitar: soy una hija de puta. Me encanta volver locos a los pacientes masculinos. Con los que disfruto especialmente son con los recién operados de fimosis. Basta con dejarme un botón abierto de más e insinuar entrepierna, para que les entre un calor terrible y teman por sufrir un ataque al corazón. Cualquier cosa antes de que les salten los puntos de su pollita descapuchada.
Hace dos días estuve cerca de provocar el caos en Urgencias. Un monosabio de la plaza de Las Ventas se encontraba en uno de los cubículos esperando a ser atendido. Resulta que el quinto de los toros de la corrida se decidió que fuese devuelto al corral por manso y él fue de los encargados de acompañar a los cabestros para retirarlo. Tuvo la mala fortuna de ser pisoteado por uno de ellos al fijarse en una tailandesa con mantilla que se había levantado para ver mejor la maniobra de retirada, mostrando, debido a la diferencia de altura entre el tendido y la arena, una braga azul cielo que atrapó su atención. Cuando sus compañeros le retiraban, le preguntaron por qué se había descuidado y él solo se atrevió a decir: Por el calor.
Ingresado por un supuesto golpe de calor, consecuencia de los ahorros en personal en Sanidad que obligan a los bedeles a escribir las historias clínicas, le habían tumbado sobre una cama de hielo y el pobre monosabio estaba comenzando a delirar pidiendo que le enterrasen en una buhardilla, lo más cerca posible del sol.
Yo pasaba por allí, y, al escuchar sus lamentos, decidí echar un vistazo. Al descorrer la cortina me encontré al mono tiritando como un flan de gelatina. Lo primero que se me ocurrió fue darle calor, para lo cual, le saqué la polla, estaba hecha un alfeñique, y se la froté contra la anilla que tengo en el clítoris, previo desplazamiento de la braga hacia una de mis ingles.
El hombre empezó a dar alaridos. Asustada, me retiré de él. Al mirarle a la cara con detenimiento para tratar de entender reacción tan desproporcionada, le reconocí: Se trataba de un paciente al que habían operado de fimosis hacía dos días y que yo me ocupé de hacerle las primeras curas portándome un poquito mal, como acostumbro de vez en cuando.
Aquél infeliz, todavía gritaba más fuerte, supongo que porque también me había reconocido. Decidí darme la vuelta y alejarme de allí. Sin embargo, el tío se levantó de un salto a grito pelado y me perseguía a la pata coja. Me estaba buscando la ruina. Tenía que encararme con él. Así lo hice. Le amenacé con denunciarle por acoso, y, sin esperar respuesta, intenté alejarme de él. Pero nada, el cabronazo continuaba persiguiéndome a voz en grito.
A todo esto, no podía moverme con facilidad. Sentía fuertes molestias en mis partes. Eran como una especie de tirones, especialmente dolorosos cuando conseguía alejarme un poco de él. Apreté el paso, pero el desgraciado también lo hizo, y eso que seguía a la pata coja. La escena era ridícula. Yo caminando deprisa con un tipo a mi lado, a la pata coja, dando gritos, y hasta me pareció que llorando. Y encima, los putos dolores vaginales que parecían las contracciones de un parto. Aquello no podía continuar. Me frené de golpe. A él le pilló de sorpresa y salió disparado hacia adelante. Yo sentí un dolor espantoso abajo y, de pronto, me vi por los aires, yendo a caer sobre él. El golpe fue inmenso. Quedamos los dos tirados en el suelo, goteando sangre por nuestras partes nobles: aquéllas que se habían matrimoniado gracias a que mi anilla clitoriana se había enganchado a la punta de su polla durante los jueguecillos inocentes que practiqué con él para hacerle entrar en calor.
Desde aquel desgraciado incidente trabajo de monasabia. Me echaron del hospital por exceso de celo. Menos mal que sabía que había quedado esta vacante debido a que la persona que desempeñaba las funciones estaría de baja por un largo periodo de tiempo. Por lo menos, aquel hombre podría presumir de poseer una polla de 120 cm. Otra cosa sería cómo la iba a rellenar.

Madrid, 6 de Marzo de 2012

LUIS RICARDO SUAREZ

NOTA: De las 8 palabras propuestas para incluir en este relato, Luis las ha incorporado TODAS; TODAS, TODAS... 

lunes, 5 de marzo de 2012

CRÓNICA DE LA PRIMERA SESIÓN


¡Ay, Floralba! Soñé que te ... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Y dije: "Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto
y que si duermo, que jamás despierte"

Fragmento de La Floralba, de Quevedo

Inicio de sesión



Así comenzó la primera sesión de PALABRAS DESNUDAS, Tardes en torno al relato erótico. Luego nuestro autor invitado, Luis Ricardo Suárez conocido también como “el poeta pijo” nos hizo reír, pensar y humedecernos con algunos de sus relatos eróticos. Aplausos, risas y más aplausos. Hasta que las palabras escritas en minúsculos trozos de papel por los asistentes, fueron despojando a nuestros dos durmientes que  esperaban a ser despertados, quietos, inmóviles bajo el estrado y tras los barrotes, de sus prendas. Despertando, despertando… Todos fuimos testigos del rubor de alguien al retirar una sábana, un pantalón de pijama, las tiras de un camisón que cayó a los pies de ella, provocando un aplauso que conmovió hasta los cimientos.

                                                     El Poeta Pijo en acción

Luego, por orden de llegada, nuestros escritores fueron leyendo sus relatos. Cuatro. Como las cuatro esquinitas de nuestro improvisado escenario. Cuatro a cual más sugerente, tórrido, inesperado, apasionado y arrebatador. Cuatro relatos que fueron valorados por los asistentes, no mediante aplausos, ni manos alzadas, ni paneles luminosos, ni ninguno de los métodos al uso. Fueron valorados mediante gemidos. El “gemidómetro”, sabiamente manejado por nuestro autor invitado, nos dejó un ganador. María Luisa y su relato: “Sandía”. ¡Enhorabuena Luisa! Y mil gracias y ánimos al resto de los participantes: Luisa, Antonio y Abril.

                                Ganadora de la noche: María Luisa y su "Sandía"

Las palabras que desnudaron son: buhardilla, mantilla, anilla, corazón, insinuar, caos, azul y calor.  

Con ellas, al menos cuatro de ellas, os proponemos que escribáis un relato erótico y lo vayais colgando como comentario a este blog. El mejor relato será valorado y premiado en la próxima sesión.

                                                  Todos los participantes


Las fotos, magníficas todas, son de Toni Chapton

En los próximos días iremos publicando los relatos leídos durante esta primera sesión.
¡Estad atentos!